sábado, 28 de julio de 2007

La lucha por la dignidad

Teoria de la felicidad politica

La evolución biológica dejó al ser humano en la playa de la historia. Entonces comenzó la gran evolución cultural, la ardua humanización del hombre mismo y de la realidad. Estamos creándonos todavía. Como el barón de Münchhausen, intentamos salir del pantano tirándonos hacia arriba de los pelos. Hemos nacido sin manual de instrucciones, y luchamos para constituirnos como especie dotada de dignidad. Queremos edificar una nueva esencia sobre la esencia biológica recibida. La dignidad humana no está en el pasado, sino en el futuro. O sea, en el alero. Hasta conseguirla, para conseguirla, ¡cuántos esfuerzos, titubeos, fracasos, heroísmos, horrores! Los autores nos cuentan una historia grande. El gran relato de la Humanidad. La genealogía de nuestra grandeza común. Y también una historia agradecida, que recuerda los heroísmos que hicieron posible nuestro bienestar. Es la historia donde los seres humanos encuentran su verdadera identidad, más allá de las anécdotas nacionales.Al final, esta narración se convierte en fundamento vivo y palpitante de la ética. Y en un método para su enseñanza. En los países desarrollados vivimos la modorra de la comodidad y de la queja. Hemos olvidado la génesis de lo que disfrutamos, y su precariedad. Para comprender mejor nuestra circunstancia, los autores han viajado a otras culturas, a otros tiempos, a otras situaciones. La dignidad humana, por ahora, es sólo lucha por la dignidad. Mediante ella, lo que buscamos es ser felices.Dignidad y felicidad se unen en la polis. La inteligencia, la libertad y la esencia ética son creaciones sociales. Por eso, aunque suene a disparate, los autores hablan de una felicidad política, como los renacentistas hablaban de una Ciudad feliz.

Estamos embarcados en un gran proyecto. No somos ilusos, aunque estemos llenos de ilusiones. El hombre es un animal, desdichado por comprender que es un animal, y que aspira a dejar de serlo. Ésta es la patética y parricida historia de la humanización. El hombre nuevo quiere matar al hombre viejo. Es nuestra historia común, en la que todos podemos buscar nuestra identidad. Creemos que la humanidad navega por un mar azaroso con rumbo pero sin mapas. Su historia es la crónica de múltiples naufragios

Resumen personal:Libro primero:La libertad esta al final no al principio, al igual que el mito del regreso al paraiso, propuesto tambien desde la teologia de la liberacion, mito o gancho transcendente , como llaman los autores que en realidad nunca fue real, nunca fue en el pasado y solo existe como posibilidad futura."El hombre aprendio a prometer, dice Niestche,es decir aprendio a amaestrar sus impulsos.Desde dentro y desde fuera de si mismo, es decir mejorando sus capacidades psicologicas de control y haciendo mas eficaces los sistemas normativos"," el niño aprende la libertad obedeciendo...la humanidad nace con la disciplina, dice Kant"Nos cuenta que la felicidad tiene dos facetas, la subjetiva, y la objetiva que prepara el camino de la otra, destacando la importancia que se han dado en las constituciones de muchos paises, para preservar la felicidad colectiva. El libro segundo nos cuenta la historia de la lucha por los derechos humanos.

Texto completo:
http://usuarios.lycos.es/politicasne/documentos/dignidad.pdf

Autor:http://es.wikipedia.org/wiki/Jos%C3%A9_Antonio_Marina

domingo, 22 de julio de 2007

Valorar

No podemos asegurar que la «naturaleza» sienta más simpatía por los peces del mar que por las sustancias químicas que los diezman, ni por el bosque en vez de por el fuego que lo destruye, ni que muestre más interés por cualquiera de nosotros que por el virus del sida que le mata. Millares de especies vivas, empezando por los venerables dinosaurios, han sido destruidas «naturalmente» antes de que el hombre apareciese sobre la tierra; los astros explotan en los cielos lejanos en conflagraciones monumentales que dejan en mantillas la mayor de nuestras bombas nucleares con la misma «naturalidad» con la que aparecen nuevos soles, etc. Pero «valorar» es precisamente hacer diferencias entre unas cosas y otras, preferir esto a aquello, elegir lo que debe ser conservado porque presenta mayor interés que lo demás. La tarea de valorar es el empeño humano por excelencia y la base de cualquier cultura humana. En la naturaleza reina la indiferencia, en la cultura la diferenciación y los valores. Entonces debemos preguntarnos qué criterios de valoración podemos tener para fundar nuestras supuestas «obligaciones» hacia los elementos naturales. Dejando claro de antemano que, sean cuales fueren tales criterios, siempre serán «culturales» y nunca propiamente «naturales»...
SAVATER, Fernando. Las preguntas de la vida, Barcelona: Ariel, 1999.

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